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Finanzas sanas – Relación sana

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«Muchas personas gastan lo que ganan, para comprar cosas que no quieren, para impresionar a las personas que no les gustan.»
-Will Rogers.

Ahora nos toca hablar acerca de las finanzas en la pareja. Un tema que si no lo manejamos de la manera correcta puede traer consigo graves problemas para la relación, pues una mala administración de la economía familiar puede ser causa de estrés que termine en acaloradas discusiones.

Un elemento que debemos resaltar como un punto de quiebre para que las cosas en cuestión de dinero terminen mal es lo que llamamos infidelidad financiera, esto es cuando le ocultamos a nuestra pareja cuanto ganamos en realidad, o también cuánto y en qué gastamos.

Muchas personas piensan que compartir eso con su pareja es innecesario o irrelevante, pues consideran es un tema de absoluta privacidad. Pero estarás de acuerdo conmigo que cuando decidimos unirnos con alguien lo hacemos con la idea de entregarnos completamente en todos los aspectos de nuestra vida. O bueno, así debería de ser para que la relación funcione.

Y es que si no tenemos conocimiento pleno de cuanto es el ingreso total que percibimos ambos, la situación económica del hogar se puede tambalear por problemas de deudas y más deudas que jamás terminarán, ¿por qué? Porque estaríamos siendo capitanes de un barco a ciegas, sin saber si contamos con todo lo necesario para llegar a buen puerto.

Otra situación que trae inconvenientes, sobre todo en parejas jóvenes, es pretender mantener el estilo de vida de cuando éramos solteros, lo cual muchas veces no es posible por tener mayores gastos que debemos cubrir como lo es el pago de la mensualidad de una casa, servicios médicos, la luz, agua, internet, y demás gastos que ahora ya no dependen de nuestros padres.

Para lograr unas finanzas sanas (un factor importante de una relación sana), es vital como pareja sentarse a platicar y poner en la mesa las necesidades actuales y los objetivos que quieren conseguir para un mejor futuro.

Esto es, definir aquellos gastos fijos que hay que pagar mes con mes, y ya cubierto ese presupuesto hacer acuerdos de cómo manejar el dinero restante de forma responsable y con el control deseable de este.

Una regla muy recomendable para una buena administración del hogar es la del 50/30/20. Es decir, 50% de los ingresos apartarlo inmediatamente para los gastos fijos, 30% para emplear en cuestiones más personales, o lo que llamamos gastos variables, como salidas al cine, cenas, espectáculos, regalos, etc., y un 20% reservarlo como ahorro para imprevistos, lo cual resulta muy útil para emergencias como cuando se descompone el carro o hay algún familiar enfermo que requiera de nuestro apoyo.

Claramente estamos hablando de un ideal. Probablemente la economía de muchos no se ajuste totalmente a estos parámetros, pero lo importante es hacer un análisis financiero de nuestra situación, y hacer las adaptaciones correspondientes, todo en mutuo acuerdo.

Te darás cuenta que al tener bien claro cómo manejar nuestros recursos económicos, la probabilidad de vivir en un clima más pacífico y estable en el hogar es mucho mayor. En cambio, la incertidumbre de no saber si podremos pagar nuestras deudas a final de mes es algo que hace sucumbir a muchas parejas.

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