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Cómo dialogar en pareja sin pelear

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“Todo amante es un soldado de guerra.”
– Ovidio
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Si has estado antes en alguna relación, o actualmente estás en una, seguro te han dicho o has dicho la típica y temida frase de “tenemos que hablar”.

Y decimos temida porque muchos sabemos que eso se traduce en un posible conflicto, en donde lo que se suponía que debía ser un diálogo, termina muchas veces en solamente un monólogo o lista de quejas, y que desencadena en una discusión que no resuelve nada.

Justamente esto último es uno de los puntos principales que debemos de considerar para evitar que lo que debe ser un diálogo sano, se convierta en una pelea. Y es que la clave está justamente en eso: debe ser un diálogo y no un monólogo. En un monólogo, solamente una de las partes habla y habla, mientras que la otra parte solamente escucha.

En cambio, en un diálogo, ambas partes participan; las dos partes son conscientes de que el tema sobre la mesa les es de importancia a los dos, y por lo tanto se involucran hablando y callando a diferentes tiempos, prestando atención a los detalles y participando activamente.

Pero bueno, tampoco podemos decir que es el único requisito necesario para evitar una pelea, y es por ello que aquí te compartimos algunos breves pero sólidos pasos a seguir para cuando suena la frase “tenemos que hablar”:

Si eres quien ha dicho esta frase y por lo tanto eres quien va a señalar algo con lo que no se siente cómodo, o a traer algún tema que sabes puede ser incómodo para tu pareja, empieza por algo positivo o por señalar alguna cosa buena de tu pareja que pueda ir relacionada a al tema a tratar.

Después de esto, ve haciendo girar el tema hacia algo que haga mostrarte vulnerable ante la situación. Es decir, muestra que la situación también es algo incómoda para ti o señala algún defecto que reconozcas que hay en ti, y que pueda hacer sentir a tu pareja que no es el único incómodo o el único que se equivoca en la relación.

Ya que pasamos por estos pasos, ahora sí es hora ¡suéltalo! Pero tampoco lo sueltes como un látigo, sino que antes de que hayas llegado hasta este punto debes haber pensado bien qué palabras y qué palabras evitar para hacer que el diálogo pueda ser mucho más amistoso.
Por último, para cerrar, has una relación de esto con alguna virtud o bondad que veas en tu pareja. Señala cómo eso es mucho mayor que el “lado malo” y ayúdale a ver cómo eso podría hacer que todo se supere mucho más fácil de lo que ambos creen.


Esto último va a ser muy poderoso, porque de una manera muy sutil y amorosa, estarás poniendo altas expectativas en tu pareja, haciéndole saber que reconoces lo bueno que hay en ella y que por lo tanto esperas lo mejor. Además de que harás que se genere un compromiso inconscientemente en tu pareja, pues sabrá que gran parte de la fuerza necesaria para el cambio está en ella.

Ahora, si eres el receptor, es decir, la persona a la que le dijeron la frase, los pasos a seguir son deductibles de los anteriores. Y la vez son, creemos, más sencillos.
Para empezar, deja que tu pareja hable y no la interrumpas hasta que sientas que ya ha terminado. Una vez que haya terminado de hablar, comienza entonces el diálogo.

Sin embargo, un punto importantísimo y que es con lo que debes abrir tu participación en el diálogo, es la empatía. Hazle saber a tu pareja que entiendes que lo que está sucediendo le puede estar causando una molestia, y si no le entiendes del todo, pregunta amablemente por más explicaciones, pero nunca comiences el diálogo tratando de justificarte o exponiendo que no entiendes nada. Al contrario, muestra tu apertura y empatía a lo que te está compartiendo desde su corazón.

Aquí es donde entra el siguiente punto y que básicamente es un consejo para todo diálogo o conversación: no saques otro tema. Aun así pareciera ser que vaya relacionado. Si haces esto, tu mensaje indirectamente será que no te interesa realmente lo que tu pareja te está compartiendo, o que incluso estás tratando de desviar la atención del punto central. Así que concéntrate lo más que puedas en el problema central del diálogo.

Por último, has preguntas. Has tantas preguntas como sea necesario. Pregúntale cómo se siente exactamente con la situación, qué es lo que más le incomoda, qué puedes hacer por tu parte para aliviar la situación, etc. Las preguntas forman parte esencial de nuestra evolución como especie, y deben formar parte esencial de nuestros diálogos.

Todos estos han sido puntos breves que pueden ayudarte a ti y a tu pareja a tener mejores diálogos, a que tengan un buen final y sobre todo que sean eficaces.

Por último, al cerrar un diálogo, es muy importante que hagan acuerdos. No importa cuál de las partes fue la que “llamó al diálogo”. Ambas partes deben de comprometerse a contribuir para mejorar la situación, y por ello es muy sano que se hagan acuerdos que lleven a la acción lo que se dijo durante el diálogo.

Tratamos de ser lo más breves y concisos posibles, pero este es un tema que curiosamente requiere de muchas palabras. Así que esperamos que estos breves puntos puedan darte luz a ti y a tu pareja para poder tener diálogos más sanos.

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