fbpx

Diferencias cerebrales entre sexos

Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp
Share on email

“Nadie ganará nunca la Guerra de los Géneros porque existe demasiada fraternización con el enemigo.”
– Henry Kissinger
.

En los últimos años nos hemos venido adentrando en una especie de guerra de sexos, en donde nos apuntamos unos a otros, acusándonos y resaltando las debilidades del sexo opuesto, o incluso dándole un tinte negativo a lo que muchas veces son fortalezas de ese sexo. Y es que pareciera ser que hemos olvidado lo simple que es aceptar que somos diferentes.

Hay estudios muy interesantes que han demostrado que las diferencias entre el hombre y la mujer no está solo en las hormonas, los órganos sexuales o el físico y la musculatura, sino también desde la forma en cómo el cerebro funciona y cómo los hemisferios, junto con el sistema límbico, interactúan y responden ante estímulos de manera distinta según el sexo.

Por ejemplo, se ha descubierto que en promedio los hombres activan más el hemisferio derecho del cerebro, que es el que está más relacionado con conceptos y habilidades espaciales, mientras que en las mujeres en promedio pareciera ser más dominante el hemisferio izquierdo, que es el más relacionado con el procesamiento del lenguaje.

Por eso aquello de que en general los hombres son más hábiles al volante, mientras que las mujeres son más hábiles para comunicarse.
Esto no quiere decir que uno sea mejor que el otro intelectualmente, o tenga un mayor coeficiente intelectual, sino que simplemente tenemos capacidades distintas y nuestros cerebros reaccionan diferente antes situaciones similares, tal como lo menciona este artículo de investigación.

Y claro, al final todo esto es solo en base al promedio de estudios que se han hecho, lo que quiere decir que esto no es una regla estricta, pues aun dentro del mismo sexo existen muchas variaciones. Así que no nos sorprenda que en una pareja la mujer tenga más habilidades espaciales y el hombre tenga más habilidades para comunicarse, pues recordemos que además de poseer habilidades naturales, también podemos irlas desarrollando a lo largo de nuestra vida.

Es justamente por eso que no debemos idealizar al sexo opuesto, y mucho menos a nuestra pareja. ¿A que nos referíamos con idealizar? A esperar que solo por el hecho de ser hombre debe ser el fuerte, rudo y hábil para trabajos manuales, o que solo por el hecho de ser mujer deba ser “muy femenina” y hábil con los sentimientos y el lenguaje. Ya sabes, eso de idealizar hace mucho daño, sobre todo porque esperamos de la persona algo que realmente no es. Y si vivimos en ese estado, nos la pasaremos viviendo insatisfechos.

Por último, lo que muy seguido recordamos: hay que ponernos en los zapatos de nuestra pareja para poder entenderla. Pues no podemos esperar que sea de una forma en la que nunca ha sido, y mucho menos que se transforme en eso de la noche a la mañana. Hay que entender lo que esa persona vivió en casa. Por ejemplo, no esperes un hombre protector si ves que el padre de tu pareja nunca fue esa figura en su casa, o no esperes una mujer hogareña si ves que la madre de tu pareja fue una madre trabajadora que continuamente tenía que viajar por su trabajo. ¿Nos explicamos?

Como siempre, hay que tratar de entender el contexto en el que vivió y se desarrolló nuestra pareja para poder entenderla un poco mejor, y además de entenderla, ayudarle a mejor aquellos aspectos en los que ambos estemos de acuerdo que se necesitan mejorar o cambiar. 

Deja un comentario