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Cómo identificar una relación de pareja sana

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“Una de las formas más sinceras de respeto es escuchar lo que otros tienen que decir.”
– Bryant H. McGill
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Cuando hemos hecho pequeñas encuestas informales con nuestros círculos cercanos, o incluso preguntando en nuestras redes sociales (@LosdeMaria), nos hemos dado cuenta de que más del 50% ha dicho que en algún momento de su vida estuvo envuelto en una relación tóxica, o no sana. También nos hemos dado cuenta de algo más: en muchas ocasiones no ha sido solo una relación, sino dos o más.

Este es un fenómeno que desgraciadamente es muy común verlo, en donde una persona que se ha visto envuelta en una relación tóxica es mucho más probable que después vuelva a estarlo. Y desde nuestro punto de vista, esto puede suceder por dos cosas principalmente: o la persona se conoce poco y no profundiza en su pasado para aprender de él, o la persona solo ha tenido experiencias de malas relaciones y ya normalizó en su cabeza que todas las relaciones son así.

Todo esto es un tema aparte, que posiblemente toquemos en algún otro artículo o en algún otro episodio del podcast “Una pareja irreal”, pero del que partimos en esta ocasión para compartir contigo tres características clave de una relación sana.

Estas características que encontrarás aquí, sin duda no son las únicas características de una relación sana, pero sí las consideramos como una especia de base, de donde partirían muchas de las características que no mencionamos hoy.

Nosotros creemos firmemente que el respeto es de las cosas más básicas y esenciales en una relación, y creemos que, si el respeto se rompe, todo lo demás está en gran peligro.
El problema es que muchas parejas ven el respeto como algo muy superficial, en donde simplemente si no se ofenden directamente, creen que ya todo está bien con el respeto, pero no es así.

Y para ejemplo, pensemos en esta nueva moda que se ha dado mucho, al menos aquí en México, en donde entre parejas se hablan de “wey, pinche, no mames, y todos sus derivados” normalizándolo y a veces viéndolo hasta como “couple goals” sin profundizar en los efectos secundarios que puede traer. Y ojo, antes de que nos taches de puritanos, danos oportunidad de explicarte todo lo que sucede y por qué creemos que esto puede ser poco sano para una relación:
Todos conocemos muy bien el significado de estas palabras, y por lo mismo, como buenos mexicanos, sabemos que tienen muchos usos según su contexto.

Podemos hablarle de “wey” a nuestros amig@s y sabemos muy bien que es una forma de sustituir su nombre; pero también podemos decirle a alguien “Estás bien wey” y entendemos que es una forma de decirle que no es inteligente. Incluso, aunque digamos que es algo totalmente normal en la cultura mexicana, tenemos que admitir que es un insulto. Sí, un insulto muy pequeño o mínimo, lo sabemos, pero a fin y al cabo es un insulto y nuestro cerebro lo sabe.

Estos significados están bastante arraigados en nuestro subconsciente, pues es en donde de alguna u otra forma vamos guardando gran parte de todo lo que vamos viviendo y aprendiendo; y este subconsciente tiene bien relacionada la palabra “wey” con sus dos significados. Entonces ¿qué sucede? Pues sucede que cuando le hablas a tu pareja por “wey”, aunque lo hagas sin intención de faltarle el respeto o denigrarl@, tu cerebro en automático hace una relación de la palabra, y una vez que pasa muchas veces por el consciente, se va grabando en el subconsciente, por lo que ahora en tu cabeza tendrás grabado que es normal faltarle el respeto a tu pareja porque ya en muchas veces anteriores se hizo la relación de “mi pareja = wey”.

Y es justo por esto que muchas relaciones empiezan con algo que pareciera ser totalmente inofensivo, pero que va aumentando de forma gradual hasta terminar en verdaderas mentadas de madre. Got it?

Ahora, el respeto no solo se queda aquí, porque el respeto hacia una persona implica también el respetar sus tiempos, sus creencias, sus sueños, sus deseos y sus gustos. Es todo un comportamiento que engloba a toda la persona y lo que en esencia es esa persona. No podemos violentarla queriendo empujarla a un cambio forzoso, ni podemos tomar a broma sus sueños y gustos, ni mucho menos burlarnos de sus creencias.

Respetar a una persona es abrazarla como es, y amablemente ayudarla a entrar en un proceso de mejora continua, en donde la iniciativa debe ser siempre de esa persona y tu solo pones la chispa para el arranque.

Pasemos a las otras características, y trataremos de ser breves y concisos.

Otra cosa que no puede faltar en una relación es la confianza, y creo que sobra decir que debe ser plena. Es decir, si hay celos no hay confianza. Y no, la típica frase de “confío en él/ella, pero en quien no confío es en la demás gente” no es válida, es bullshit. Pero bueno, volvamos al punto.
Cuando no hay confianza, verdadera confianza, lo que existe va a ser lo contrario: desconfianza.

Con la desconfianza vienen las inseguridades y las dudas, pero sobre todo viene el temor, del que ya hablamos en el artículo de “Miedo al fracaso”. Porque con el temor viene justamente eso, el miedo, y cuando tenemos miedo siempre estamos tensos en un continuo estado de alerta, siempre a la defensiva porque estamos esperando sufrir “el ataque”. Y créenos, eso no va a traer nada bueno a tu relación.


Además de todo lo anterior, la confianza es esencial para que exista una buena comunicación y por lo tanto una transparencia en la relación, que facilitará mucho más la fluidez de la relación, haciéndola mucho más sólida. Y la última característica que tomaremos aquí es la gratitud, y aquí seremos más que breves.

Cuando tenemos una relación con alguien, esa persona está poniendo en tus manos su corazón, sus pensamientos, sus deseos, e incluso está “invirtiendo” en ti su tiempo, que es uno de los recursos más valiosos que tenemos como seres humanos. Te está entregando todo. Tal vez poco a poco, pero ambos están en ese proceso de entrega, de donación y de amor.

Es por ello que creemos que hay razones de sobra para estar agradecidos con nuestra pareja, y también creemos que es importantísimo que esa persona lo sepa. Y que lo sepa no una, dos, ni tres veces: que lo sepa todo el tiempo. Para que así la relación se convierta en un continuo agradecimiento mutuo, porque uno simplemente no puede amar a alguien con quien no está agradecido.

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